FRANCESCO CARNELUTTI
TRADUCCIÓN DE
SANTIAGO SENTIS MELENDO y MARINO AYERRA REDÍN
II
DERECHO Y MORAL
Si quisiésemos resumir en
una breve fórmula las razones por las que los hombres no consiguen vivir en paz en el terreno de la economía, podríamos decir que la
economía es el reinadodel yo, es decir, del
egoísmo. El de la economía es el terreno en el cual se encuentran los diversos egoísmos, de los hombres lo mismo que de
los pueblos. Por eso, en sí y por sí, es el reinadodel desorden.Para poner orden en el caos económico y hacer de ese modo que los
hombres vivan enpaz, es necesario sustituir
el egoísmo por el altruismo, el yo por el tú. Si la economía es el reinodel yo,
el reinado del tú es la moral. KANT ha hablado a este propósito del respeto;
pero la fórmulacristiana, incomparablemente más clara y vigorosa, propone el
amor al prójimo como solución delproblema. Es evidente que si quien
tiene da espontáneamente a quien no tiene, amándolo como así mismo, y quien recibe se contenta con lo que se
le da, porque también él responde con el amor,desaparece la guerra.Es
evidente, así mismo, que cuando de este modo se componen por amor los
conflictos deintereses entre los hombres, no hay lugar ya al empleo de la
fuerza para constreñirlos. Por eso lamoral,
como reinado que es del amor, es también el reinado de la libertad.Todo
esto es fácil de decir, pero cuando se trata de ponerlo en práctica,
hic sunt leones
[aquí hay leones]. Cristo
ha enseñado que el amor al prójimo y el amor a Dios se implican recíprocamente; y de ahí que el amor al prójimo sea
la perfección del hombre; pero ¿cuánto es lo que senecesita para ser perfecto? Amar al otro quiere decir identificarse con
él; poner al otro en el mismonivel que a sí
mismo: y esto no puede menos de ser la meta de un recorrido, largo y duro, a
lacual, salvo excepciones de ciertos caracteres privilegiados, los individuos,
como los pueblos, nopueden llegar sino mediante un lento proceso de toda
la vida, ¿Y entretanto?La necesidad que ellos tienen de eliminar la guerra es
inmediata. Es necesario, a cualquiercosto,
poner orden en el caos. Si el amor no germina todavía en la tierra, hay que
encontrarle unsucedáneo. Si quien tiene no da espontáneamente a quien no
tiene, hay que constreñirlo a quedé. Preciso
es inventar algo que consiga, respecto de la economía, los mismos efectos que
la moral. Y si no son los mismos, paciencia, con
tal de que puedan aproximársele. Ese subrogado de lamoral es el derecho. Se
tiene así un puente entre la moral y la economía; o se concluye una especie de compromiso entre ellas. Pero es cosa ya de explicar cómo puede
ocurrir esto.Todos comprenden que acaece
así: si quien tiene no da a quien no tiene, antes de que seencienda la
guerra entre ellos, es preferible que alguien quite a quien tiene para darlo a
quien notiene. Pero, ¿quién será entretanto ese alguien? No hay respuesta si no
se parte del hecho de quelos hombres son
distintos entre sí: más o menos fuertes, más o menos jóvenes, más o
menosinteligentes, más o menos hermosos, más o menos buenos; y nunca es
idéntica la medida delmás y del menos. Hay entre ellos, incluso en las
sociedades primitivas, individuos privilegiados. Yellos ejercen naturalmente
sobre los otros la función de jefe o de cabeza. Menemio Agripa, con sufamoso
apólogo, se aproximó a la verdad más de lo que él mismo y los demás creyeron.
La sociedad tiene una cabeza por la misma razón por la que la tiene el cuerpo
humano. La sociedad no esque se asemeje a un organismo viviente; es un
organismo viviente. La sociología es un capítulode la biología. La cabeza, entre otras cosas, ve y oye, mira y escucha.
Es singular el parentescofilológico entre Captut y Capio de donde viene
nuestro capire, captar o comprender. El jefe capta ocomprende
más que los demás, o mejor todavía, capta o comprende por los demás.Lo
que la cabeza o jefe comprende es, sencillamente, que hay que eliminar la
guerra.También su comprender es lento y fatigoso. Por lo común, siente la
necesidad de eliminar la guerra para hacer la guerra:
juego de palabras que se aclara precisando: eliminar la guerra entre lossuyos,
para hacer la guerra contra los demás. La historia, incluyendo la prehistoria,
demuestra quela guerra va progresivamente desplazándose de los individuos a los
pueblos. Los romanos, porejemplo, para guerrear contra los demás pueblos y
conquistar poco a poco, no solo Italia, sino unabuena parte del mundo entonces conocido,tenía necesidad de orden
interno.
"Concordia minimae res
crescunt, discordia maximae dilabuntur [por la concordia las cosas
mínimas crecen, por la discordia hasta las mayores se
desbaratan] , decía su sabiduría. Si no hubiesen estado concordes ycompactos, no hubieran podido imponerse a los
demás pueblos.Pero a fin de que los romanos se impusiesen a los demás pueblos,
era necesario que alguien se impusiese a los romanos. Puesto que
estos no tenían en sí una dosis de moralidad suficiente para abstenerse espontáneamente de la guerra entre ellos, era
necesaria una cabeza paraque hiciesen por fuerza lo que no sabían hacer por
amor. La imposición, naturalmente, no puedeser
más que el efecto de un mandato. El jefe es uno que manda:
iubet. Precisamente en su denominación (ius), el derecho se vincula al mandato. ¿Y el mandato qué es?Ante todo, un
precepto: indicación de una conducta que hay que seguir: haz esto, no hagasaquello. Indicación que, si quien la da es un
verdadero jefe, y como tal está provisto de autoridad, puede ya por sí
sola persuadir a quien la recibe. Pero cuando se trata de sus intereses, y
sobretodo de los referentes al haber, no es fácil que un hombre se preste al
sacrificio de abstenerse deprocurar su satisfacción o por lo menos de
limitarla.Por eso, el precepto, sí puede
bastar, no siempre basta; incluso las más de las veces nobastaría si no
estuviese reforzado por una amenaza a la cual se da el nombre de sanción; entonces pasa a ser un mandato: si haces lo que yo te prohíbo que hagas,
serás castigado; si no das loque te he
ordenado que des, te será quitado. La sanción introduce la fuerza en la noción
del derecho, porque naturalmente, en cuanto no se obedezca al precepto, necesita
de la fuerza para serpuesta en acto. Este elemento de la fuerza constituye la
verdadera diferencia entre el derecho y lamoral,
y de ahí la naturalidad del derecho en comparación con la sobrenaturalidad de
la moral. Poreso el derecho nace bajo el signo de la contradicción: se
sirve de la guerra para combatir a la guerra; para que el bandido no ataque al caminante, el carabinero ataca al
bandido.Pero si el carabinero distingue el derecho de la moral, el uniforme
distingue al carabinerodel bandido. Precisamente porque el bandido hace
simplemente economía y el carabinero haceen
cambio derecho, enarbola este el signo de su dignidad. Esto quiere decir que si
el medio delque tanto el uno como el otro se sirven es siempre la fuerza, el
fin a que se dirigen es diverso: elbandido combate para sí y el carabinero para
los demás. El derecho es, pues, una combinaciónde fuerza y de justicia;
y de ahí que en su emblema se encuentre la espada al lado de la balanza.
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